Los incendios y la avanzada ultraderechista
Dimensiones de la guerra cognitiva nº 17
Autor: Prof. José Garcés – M. Sc. En Psicología
Vicerrectorado de Investigación
“Piensa fuego y serás fuego”, declaraba Paracelso en el siglo XVI y esta cita refleja perfectamente la energía que a nivel psicológico imprimen los pensamientos o lo que pongan en la mente los que instrumentan la Guerra cognitiva y dominan las sociedades. Con el fuego, en el alma se despiertan profundas y diversas emociones que tienen como sustrato la idea de destrucción para la posterior creación. Nuestros ancestros quemaban la tierra para que luego de la quema, se produjeran buenas cosechas. De ahí el binomio “Destrucción y creación” que es la noción que está presente en los mitos de muerte y renacimiento que aparecen a través de toda la historia y a lo largo de todo el planeta: Osiris, Hirán Abiff, Odín y Jesús son algunos de los muchos representantes de este complejo energético que a nivel psicológico nos remueve en virtud del inconciente colectivo.
Jung dice que la conciencia tiene como límites lo desconocido, aquello de lo que no somos conscientes, y eso desconocido puede ser externo, las cosas del mundo que no conocemos, o interno, que son las cosas que no conocemos de nosotros mismos. Eso interno que no conocemos, (el inconsciente), se divide a su vez en inconsciente personal, que son las vivencias que se generan en el curso particular de la vida, y el inconsciente colectivo, que son los aprendizajes de toda la humanidad que almacenamos en nuestra mente en forma de símbolos. Justamente, de símbolos están compuestos los arquetipos que son las entidades psicológicas que conforman el inconsciente colectivo. Por eso los mitos y los símbolos tienen tanto efecto sobre nosotros, porque nos recuerdan que tenemos un tronco común con toda la humanidad.
El simbolismo del fuego ha sido utilizado por varias culturas y en la mayoría de los casos usados como símbolos de transformación. Se trata de una especie de purificación que nos llevaría a un estadio superior, a un nivel más elevado con la esperanza de estar mejor.
El fuego ha sido usado en todas las religiones y disciplinas espirituales y esotéricas, y psicológicamente se relaciona con la pasión, la ira, la destrucción o, especialmente, la transformación.
En la mitología griega, el fuego pertenecía a los dioses, y fue Prometeo quien les robó el fuego para dárselo a los hombres, por eso, a un nivel arquetipal muy profundo (en el inconciente colectivo), el fuego se asocia con lo divino. Hay una fascinación en el fuego de la que no podemos despegarnos; podemos recordar alguna vez, en la que nos hemos quedado absortos mirando una fogata, de la que nos ha sido muy difícil dejar de mirar. Pues, se trata de ese carácter divino que tiene el fuego, recordemos que fue en un fuego divino que Dios se le pareció a Moisés en la Zarza de Horeb, lo que es conocido como el episodio de la “Zarza ardiente”.
Así en un nivel muy profundo, el fuego se asocia a purificación y transformación.
Sin embargo, en un nivel más pedestre y cotidiano, la energía del fuego puede ser dirigida solamente a la destrucción. Por ello, el fuego también puede ser atemorizante, sobre todo cuando no se tiene control de su inconmensurable energía. Así como el fuego puede servir para alumbrar una agradable velada si se presenta en forma de antorcha, al mismo tiempo puede ser terriblemente destructor y terrorífico si se presenta como incendio.
LA GUERRA COGNITIVA EN LA ACTUALIDAD
Para nadie es un secreto que la oposición fascista de este país de nuevo carga contra la paz y las instituciones, y que los numerosos incendios que se han presentado en todo el país, ya dejaron de ser considerados por la población como algo fortuito y en este momento, opositores y chavistas, reconocen que tales incendios son provocados. Nunca en la historia se presentaron incendios tan raros y de tan grandes proporciones, como los de Montalbán, Lídice o Uveritos, por citar solo unos pocos. Es decir, tanto el chavismo como la oposición, sabe que los numerosísimos incendios que nos aquejan son provocados; ya nadie intenta tapar el sol con un dedo.
Tampoco es un secreto que había que esperar una respuesta de esta categoría luego de las pataletas que acompañaron al astracán por la supuesta traba en la inscripción de la candidata sustituta.
Es decir, nos asomamos a otra victoria de la Revolución y la ultra-derecha fascista no va a permitir que vivamos esa fiesta democrática en paz. Por eso se apronta a despertar el temor, la ira y el odio, y nada mejor para ello que el fuego cuyo simbolismo incluye todas las emociones descritas.
Con esas emociones en la mente de los opositores, recordemos otra vez a Parecelso; “Piensa fuego y serás fuego”, no es aventurado esperar una avanzada de violencia para sabotear las elecciones del 28/J. No nos sorprenda que intenten otra vez con guarimbas y saboteos generalizados, para tratar de impulsar otra vez una agenda golpista.
El esquema de guerra cognitiva que prepara a las mentes de la población para la instrumentación de acciones insurreccionales y de violencia, implica el uso de símbolos para ir haciendo florecer en la población un clima psicológico de ansiedad cuyo sustrato es la idea de caos e ingobernabilidad. Mismos que serían conjurados por la apuesta de una opción militar tanto interna como externa, pero que surgiría con la esperanza de que generaría orden a esa situación de caos. Recuerden que las personalidades fascistoides proliferan es las situaciones de caos.
COROLARIO
La idea consiste en que ellos siembran el caos, para que después, ellos mismos puedan ofrecer una opción de orden y paz. Dicho de otro modo: te dan el veneno y después te venden la medicina.
En un nivel psicológico superficial, el fuego despierta el caos de la destrucción que le sirve a la ultraderecha para propagar la idea de que en Venezuela impera el caos y que ellos son la única cura a esa enfermedad.
En un nivel más profundo, el fuego conecta con la divinidad. Con la purificación y la transformación, de manera que las opciones de cambio van a ser recibidas como opciones proporcionadas por los dioses.
Esto es un ejemplo de cómo la Guerra cognitiva va preparando a la población para la instrumentación de planes militares o insurreccionales, para los cuales las fuerza populares, del Estado y de la Revolución en general, deben estar preparadas.
“Piensa fuego y serás fuego” decía Paracelso y explicaba con ello, que la idea que se instala en la mente, modela conductas, y una idea cuidadosamente estructurada, puede transformar al más sumiso en un monstruo capaz de quemar vivo a un ser humano. Así opera la guerra cognitiva y hace que la persona manipulada se convierta en un arma de la misma guerra.