Bolívar, ciudadano mexicano
Por Tania Díaz
Diputada, Rectora de Lauicom, Vicepresidenta de Formación del PSUV
“Hay hombres privilegiados por el cielo para cuyo panegírico es inútil la elocuencia, porque su nombre solo es el mayor elogio. Tal es el héroe que en los fastos gloriosos del Nuevo Mundo ocupará sin disputa el primer lugar al lado del inmortal Washington: por esta señal inequívoca todo el mundo conocerá que hablamos de aquel general que contando las victorias por el número de combates, destrozó el envejecido cetro peninsular en su Patria en Cartagena, Santa Marta, Cundinamarca, Quito y Guayaquil con las cuales formó la inmensa República de Colombia.
Hizo más, se venció a sí mismo: depuso voluntario su espada triunfante a los pies de los padres de la Patria que reuniera para construirla y se constituyó en su primer súbdito, rehusando con empeño todo mando. De aquel que hablamos que reasumiéndolo (el mando) por obediencia, sin ficción, está ahora triunfando en el país de los Incas, de las últimas esperanzas de la soberbia española; de aquel que hablamos, en fin, a quien las Repúblicas de la América Meridional, unas tras otras, han nombrado sin miedo su dictador, porque el cúmulo eminente de sus virtudes aleja de toda sospecha el abuso y despotismo. Tal es el excelentísimo señor Simón Bolívar, Presidente de la República de Colombia, gobernador supremo del Perú, llamado con razón El Libertador, admiración de Europa y gloria de la América entera”.
Tales palabras fueron pronunciadas un día como hoy, hace 200 años, por el diputado de Nuevo León, Fray Servando Teresa de Mier, a nombre de un nutrido grupo de 16 parlamentarios en el Congreso Constituyente de 1824 que para entonces decidía los fundamentos jurídicos y los principios políticos de la nueva República.
Para entonces, Bolívar era Presidente de la República de Colombia (integrada por Venezuela, Nueva Granada – de la que formaba parte Panamá- y Ecuador) y era Gobernador Supremo del Perú y se preparaba para la victoria definitiva de la Independencia de América que consolidó junto a mariscal Antonio José de Sucre en la Batalla de Ayacucho, en diciembre de ese mismo año.
“Por sus tratados de íntima alianza entre todas las Repúblicas de América, ya es y merece serlo ciudadano de todas – continúa el diputado- Pedimos pues que Vuestra Soberanía declare solemnemente que lo es de la República de México, en lo que creemos recibir aún más honor que el que a él pueda conferirle este título. Por lo mismo, haríamos agravio a Vuestra Soberanía altamente penetrada de reconocimiento y estima por los servicios patrióticos, valor y virtudes del héroe, si para tal declaración exigiésemos formas comunes; aquí todo debe salir de lo ordinario y suponemos que la aclamación unánime del soberano congreso de Anahuac es la sola vía del héroe inmortal que Vuestra Soberanía va a declarar ciudadano de la República mexicana”.
Aunque la moción del diputado Mier fue apoyada el mismo 13 de marzo por la mayoría parlamentaria, tuvo oposición entre algunos de los asistentes, por lo que se decidió postergar el pronunciamiento para el 17 de marzo, fecha en la que se declaró solemnemente que… “El Libertador Simón Bolívar es ciudadano de la República Mexicana”.
Cuando la nueva República mexicana estableció relaciones diplomáticas con Colombia, el entonces ministro plenipotenciario de México en este país, José Anastasio Torrens, debió llevar a Bolívar su reconocimiento. Torrens, llegó a Colombia a principios de 1825, pero habida cuenta de que El Libertador se encontraba en el Perú, debió entregar el certificado de la nacionalidad mexicana de Bolívar a Pedro Gual, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Colombia. Lamentablemente no existe ningún documento que pruebe que así lo hiciera y de que Bolívar lo hubiera recibido.
Bolívar visitó México por primera y única vez en 1799. Cuenta el historiador José Luis Martínez, en esta recopilación gentilmente realizada por iniciativa y empeño de la embajada y el embajador de México, Leopoldo de Gives, que en ese paso sobrevenido por tierras mexicanas el joven Bolívar llegó a entrevistarse con el Virrey Miguel José de Azanza y consultado sobre la reciente rebelión de Gual y España en Caracas, afirmó sin cortapisas que le parecía justa la causa de América. En el acto, el Virrey llamó aparte a su oidor, Guillermo de Aguirre, y le sugirió que era prudente que su recomendado prosiguiera viaje a Europa.
No se conoce de otro viaje del Libertador a México. Sin embargo en 1815, en su Carta de Jamaica, Bolívar expresa: Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande Nación del Mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y glorias (…) La metrópoli, dice, por ejemplo, sería México que es la única que puede serlo. Por su poder intrínseco, sin el cual no hay metrópoli.
Conocía el Libertador de las hazaña de Morelos y Pavón, revela Martínez, y de la nueva Constitución, gracias a la Historia de la Revolución de Nueva España, antiguamente Anahuac, que había publicado en Londres, 1813, precisamente Fray Servando Teresa de Mier, quien debió redactarlo bajo el seudónimo de José Guerra, por cuanto había sido perseguido, expulsado y excomulgado por la iglesia católica, por haber pronunciado un discurso frente al Virrey y el arzobispo Alonso Nuñez de Haro y Peralta, demostrando que el culto a la virgen de Guadalupe era prehispánico, al igual que el cristianismo, y que por tanto no había nada que agradecer a España por la catequización.
No perdió Bolívar nexo con México, se apoya en esa nación para garantizar la irreversibilidad de la independencia suramericana. En primer lugar, El Libertador plantea impulsar expediciones conjuntas para liberar a Cuba y Puerto Rico del dominio español. En segundo lugar, la Colombia de Bolívar firmó el 3 de diciembre de 1823 con México un tratado de unión y asistencia recíproca, como paso previo para ir construyendo la alianza que esperaba consolidar en el Congreso de Panamá.
De modo que el reconocimiento al Libertador por parte del Congreso Constituyente de México se da en medio de un efervescente debate entre las propuestas liberadoras, orientadas a la unidad y la hermandad suramericana, como bandera de lucha por la independencia y la soberanía, y las acciones conservadoras que asomaban gestos restauradores contrarios a tal propósito.
Desde la República Bolivariana de Venezuela honramos la memoria y el gesto de aquellos legisladores que hicieron resonar en el Congreso Constituyente de México no solamente la gesta heroica de nuestro Libertador, sino también sus virtudes republicanas (diría Rodríguez), su pasión americanista y su entrega absoluta a la causa de la Libertad. Gracias México, gracias presidente Andrés Manuel López Obrador por honrarlos hoy, gracias embajador Leopoldo de Gives.
Bolívar es el gran ausente del siglo XX, cita el historiador Alí Rojas Olaya al poeta Andrés Eloy Blanco: “ unos tenían al Bolívar de oro, que servía para comprar conciencias en las horas electorales y otros al Bolívar de Mármol, bien muerto, tan muerto que daban ganas de darle el pésame a la tierra por la defunción de la piedra, para otros era Bolívar de nieve, inaccesible como los páramos. Pero el pueblo, en la noche, cuando nadie lo miraba, se llegaba a la estatua del hombre a caballo, lo desmontaba y se lo llevaba a su casa. Y allí hizo el Bolívar de pan para sus hombres, el Bolívar de cristal para sus espejismos y el Bolívar de aire para sus agonías”.
Hoy, gracias a Dios, a Hugo Chávez y al valiente pueblo de Venezuela podemos decir, para regocijo del poeta, desde esta Caracas revolucionaria, que hemos hecho al Bolívar de pan para vencer la guerra de hambre que pretendieron imponernos, al Bolívar de cristal para mirarnos en él y reproducirnos hoy, en el siglo XXI, en su ejército popular de hombres y mujeres libres que no dejaremos, bajo ninguna circunstancia, que nos arrebaten de nuevo sus banderas de justicia y soberanía!.
Nuestro Bolívar de aire recorre todavía tierras y levanta corazones en esta región que le debe la concesión de unión suramericana. Se oye la consigna: alerta….. alerta… alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina. Por eso cada cierto tiempo, cuando los pueblos alzan sus voces, desde las academias – incluso las llamadas progresistas-, desde los centros de poder político y los laboratorios comunicacionales de corporatocracia medial se desatan campañas sucias que pretenden injuriarlo, que denotan la grandeza de su obra…. Pero el pueblo en la noche, cuando nadie lo mira, llega hasta la estatua del hombre a caballo, lo desmonta y se lo lleva a su casa…no lo olviden.
Bolívar sigue vivo y los imperios colonialistas también siguen vivos. Por preservar su dominio exterminaron millones de indomericanos durante siglos, con argumentos que escuchamos todavía hoy: no son humanos decían, nos corresponde civilizarlos, decían, debemos dominar su lengua exterminar su cultura porque tenemos el mandato de Dios. Con dolor escuchamos hoy expresiones similares de sectores sionistas para justificar el asesinato de niños y niñas, de familias, de médicos, periodistas, socorristas de Naciones Unidas; para exterminar la vida en Gaza, para pisotear el concepto de humanidad en vivo y en directo.
Es que no son justificaciones neocoloniales, imperialistas las que declararon a Venezuela una amenaza inusual y extraordinaria, en el año 2015 y se mantiene hasta hoy. Las que bloquearon nuestro comercio, economía y pretendieron bloquear nuestro derecho a la vida. No lo hacen con Cuba desde hace 70 años, con Nicaragua, a la que ayer lanzaron nuevas medidas coercitivas unilaterales.
Nuestramérica posee las mayores reservas certificadas de petróleo del mundo localizadas en Venezuela con más de 300 mil millones de barriles, más del 31% del agua del planeta contenidos los acuíferos del Orinoco, el Amazonas y el Paraná; y posee el llamado pulmón del mundo y mayor reservorio de biodiversidad del planeta que es la selva amazónica. Por si fuera poco, en la región poseemos más del 60 % del litio del planeta localizado en el triángulo del litio que comparten Chile, Bolivia y Argentina, entre otras muchas riquezas que podríamos enumerar.
Nosotros podríamos bloquearles, en todo caso, si así lo dispusiéramos en unidad. Si no, miremos lo que ocurre en la civilizada Europa cuando países de África se niegan a que se sigan explotando de manera saqueadora y criminal sus reservas de uranio, por ejemplo. En este tiempo se trata de la búsqueda desesperada de occidente para solventar la crisis de su sistema débilmente soportado en la especulación financiera, con su consecuente debacle económica y ambiental. Y la respuesta que ofrecen es la misma, guerra y muerte. La amenaza no es solo para los gobiernos de izquierda, Cuba, Nicaragua, Venezuela, no se limita a la guerra de propaganda sucia que emprenden contra el Presidente Lula o el Presidente López Obrador, sino que el proyecto neocolonial que crece hoy con rostro de liberalismo fascista puede emprender una balcanización de nuestra América para saquear sus recursos, que les son indispensables.
Pero vino Chávez en el siglo XXI como el relámpago del Catatumbo y lanzó el largo destello luminoso y regenerador del ejemplo y pensamiento de Bolívar , “porque lo que Bolívar no hizo, sin hacer está” dijo el humanista cubano José Martí. También a Chávez le llamaron “el loco del sur”, dictador, tirano, bandolero, pero cuando celebramos el Bicentenario de la Independencia en 2011, ya nuestro Comandante había levantado el nuevo ejército libertador de pies descalzos en forma de misioneros, comuneros, cultores, madres cuidadoras, cocineras de la Patria, UBCh, movimientos sociales, pueblos originarios protagonistas. También había forjado una Fuerza Armada cuya base nunca dejó de ser bolivariana, porque, como Chávez, son hijas e hijos de ese pueblo campesino, pescadores, trabajador que se iba en las noches, cuando nadie lo miraba, hasta la estatua del hombre a caballo y lo desmontaba para llevárselo a su casa. “No pudieron contigo Comandante, no podrán con nosotros jamás, dijo el Presidente Nicolás Maduro, al despedirlo aquel triste marzo de 2013. Y así fue, no pudieron frenar oleada y oleadas de amor que el día de hoy todavía bañas lamedora y figura de Hugo Chávez.
“Loco, dictador, tirano, bandolero” la saña neocolonial enfiló contra el primer presidente chavista de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.
Guarimbas terroristas 2014, decreto criminal de Barack Obama 2015, bloqueo a la comida, a las medicinas, a la salud, a la producción, magnicidio 2018, ¡fallido! gobierno paralelo, golpe institucional 2019, intento de invasión militar por el estado Táchira ¡fracasaron! Sabotaje eléctrico 2019 ¡volvieron a fracasar! Golpe de Estado 2019, perdieron hasta la dignidad. En el 2021 celebramos el Bicentenario de la Batalla de Carabobo, con el despegue de la Venezuela que hoy se abre camino de nuevo al futuro, porque la respuesta del ejército bolivariano vino en forma de Clap, de emprendimiento, de juventud, de estudiantes que apostaron por su país ¡Y vencieron!
Además, nuestro Presidente Nicolás Maduro condujo todas estas victoria a la manera de Chávez, en asamblea permanente, en Constituyente permanente. El Congreso de los Pueblos hoy de la Nueva Época.
Hace dos semanas, en la Cumbre de la CELAC, el presidente mencionaba que este año conmemoramos el bicentenario de la Batalla de Junín y de Ayacucho, donde luchamos como un solo ejército todas las repúblicas liberadas del momento y pusimos sello a la Independencia de América.
No es necesario comenzar desde cero en este convulsionado tiempo de cambio de época. Alba, 2004, Cuba; Petrocaribe 2005, Venezuela; Unasur 2008, Brasil; CELAC 2011, Caracas.
“Estamos en condiciones de hilvanar relaciones con el nuevo mundo multicéntrico y pluripolar que está naciendo como región emergente, como región de esperanza”
Nuestros caminos deben retomar los sueños en la diversidad política-ideológica sobre la base del respeto, la solidaridad, el amor; retomar los caminos originales que nos van a señalar el siglo XXI, para que nuestra región de inserte, con poder, con fuerza y prosperidad en el mundo que se está construyendo hoy por hoy. Este es nuestro camino, el camino de las Libertadoras y Libertadores de todos los tiempos.
Gracias México por reconocer la senda imperecedera, imborrable, original, ejemplar, liberadora, visionaria del Libertador Simón Bolívar.